Está siendo un verano muy intenso, desde el punto de vista político: aumento casi exponencial de políticos corruptos (PP$OE+CIU) por metro cuadrado, irrupción de Podemos en el panorama, tertulianos con el estómago agradecido reculando, etc … En fin, el poco tiempo libre que me queda no me permite entender todas las sutilezas de estos cambios, con sus causas y consecuencias; sobre todo si tienes en cuenta que algunas ellas se entrecruzan y, como si de una red neuronal multicapa se tratase, con los siempre presentes en la memoria: Bárcenas, la infanta de naranja y su señor. Entre otros.
Sin embargo sí creo que de esta vez, podríamos estar asistiendo a una nueva forma de hacer política.
Hay sutiles cambios. En las tertulias televisivas han aparecido nuevas caras, más jóvenes, más atractivos, más .. ¿JASP? Los partidos se han dado cuenta de que la imagen vende, y mucho; casi más que la palabra. Ya no sirven los viejos y encorsetados tertulianos, hay que renovarse, y lo han hecho de un plumazo. ¿El contenido? el mismo, no nos dejemos engañar. El PP egoísta como siempre y el PSOE “nadando y guardando la ropa”. Mientras tanto los podemitas siguen a su querido líder, esperando que el maná caiga gratis del cielo después de las próximas elecciones.
En cualquier caso, ahora las estrategias de comunicación de los partidos pasan por imitar a la gacela y acercarse al público objetivo mediante mujeres y hombres jóvenes, con diferentes estrategias de monólogos (el marhuenda style está superado y vencido), casual wearing, y un inmenso y aparente respeto por todo .. “excepto lo de mi partido, eso que no me lo toquen”.
Sin embargo no es el tipo de formas de política que necesitamos.
Para que entiendas lo que quiero decir, debes seguir un pequeño razonamiento. Quizá podrías matizarlo, pero creo que sin duda estarás de acuerdo en que:
- No somos iguales. Es un hecho que, tanto físicamente como conductualmente, somos lo suficiente diferentes como para ser individuos independientes.
- Si aceptas que somos diferentes, podrías sin dificultad aceptar que pensamos de forma diferente.
Mi humilde objetivo hasta ahora ha sido que coincidamos en algo: que en general no tenemos que pensar igual.
Imaginemos que pudiéramos medir la distancia entre dos personas desde el punto de vista de su pensamiento en un tema dado. Esta distancia sin duda sería función de una gran cantidad de factores sociológicos, educativos y ambientales; y en relativa menor medida, hereditarios. ¿Qué significa esto? que si tu y yo pensamos diferente es porque hemos vivido de forma y en sitios diferentes, física y emocionalmente.
Bien, si has llegado hasta aquí y no te importa aceptar que tu, yo, todos en general pensamos de forma diferente (en mayor o menor medida), no será difícil aceptar que, políticamente, también pensamos diferente. Y eso no es malo. Yo tengo mis ideas, posiblemente diferentes a las tuyas; no tenemos que pensar igual y no tenemos que votar al mismo, ni tan siquiera militar o afiliarnos al mismo partido político si es el caso. Salvo excepciones, políticamente ambos queremos el mismo fin y, posiblemente, nos diferenciemos en el modo de conseguirlo. Y eso es bueno. Porque la democracia bien entendida es la lucha (ideológica) entre diferentes, de la cual emergen las acciones que a su vez escriben la historia.
La democracia bien entendida se nutre del empuje de muchos en direcciones diferentes dando como resultado los movimientos de la sociedad que la participa. Estos movimientos parecerán erráticos a ojos ajenos, es cierto, pero la nueva forma de hacer política de la que hablo debería empujar hacia la misma dirección cuando hiciese falta y así dirigir a la sociedad hacia un fin común. Esta nueva forma de hacer política debería estar fundamentada en lo escrito en los párrafos anteriores: pensamos diferente, y eso es bueno.
La política antigua – la actual – es la política del eterno enfrentamiento; truco empleado también entre los equipos de fútbol con el fin de fomentar la participación en uno u otro equipo ¡pero en al menos uno! y así garantizar la adecuada explotación económica del aficionado. Cuando se acerca un derbi local o nacional (Barça – Madrid, Sevilla – Betis, Depor – Celta, etc) los medios propagan las proclamas incendiarias desde la semana anterior para garantizarse la audiencia y los equipos fomentan el enfrentamiento mediante declaraciones explosivas, cada cual a su modo; pero con la finalidad de que no podamos pensar en nada más que el partido del fin de semana. Piénsalo.
Igualmente la política actual nos obliga a enfrentarnos, como soldados de un ejercito político, y eso les sitúa como generales. Y esto, querido lector, es la clave del sistema de castas actual, lo que les permite perpetuarse. La clave es que les permitimos ser los generales de un enfrentamiento – político – que sólo ellos alimentan y nosotros, como burros detrás de una zanahoria, seguimos.
La nueva forma de hacer política que expongo es aquella que acepta el pensamiento diferente; compuesto por partidos donde los delegados y portavoces no mandan sino que son un fiel reflejo de sus representados; donde las estrategias políticas se exponen en el Congreso con el fin de que los esfuerzos de muchos converjan; donde la frontera de lo político esté bien definida; y donde los afiliados o militantes diferentes podamos reunirnos y aprender los unos de los otros.
Seguiré esperando ….
Sé el primero en comentar en «¿Nueva forma de hacer política para nuevos tiempo?»